La tortuga roja (2016) – Reseña

En el festival de cine de Cannes del año antepasado fue presentada esta perla con el sello de animación más respetado del mundo: Studio Ghibli. Dirigida por el animador holandés Michaël Dudok, que ganó un Oscar por su cortometraje del año 2000, Father and Daughter, The Red Turtle es un ambicioso proyecto que se había estado gestando durante una década; una co-producción entre Japón, Francia y Bélgica realizada en los estudios Prima Linea en París y Angoulême, bajo la supervisión a distancia de Ghibli.

Narra una conmovedora historia sin palabras de un hombre naufragado en una isla desierta. El personaje, completamente anonimo, se ve abandonado en una isla que en su vista area se asemeja a una ballena. Allí descubre un nuevo y extraño mundo de bosques de bambú junto a un impresionante aislamiento. Inicialmente, desesperado por escapar, el hombre construye una serie de balsas, cada una de las cuales es derrumbada por una enorme bestia marina: la tortuga roja. Todo esto se cuenta con una simplicidad sublime que unifica sus elementos en una voz singular y universal.

Esta isla es «real» en cuanto a que es un lugar en el que las arañas comen insectos que se alimentan de peces muertos y los pájaros se alimentan de cangrejos que recogen carroña de las orillas. Con esto me refiero a que hay un ecosistema bien retratado de la realidad. La película posee emocionantes secuencias de sueños que proporcionan momentos surrealistas, acompañadas por la música de Laurent Pérez del Mar, que complementa perfectamente las imágenes minimalistas.

La película integra su banda sonora al paisaje natural. El compositor utiliza percusión de madera y bambú, flautas y cuerdas para trabajar los tonos caleidoscópicos de la película. Las melodías tienen una sinceridad de rima infantil, pero abarcan también temas de anhelo y angustia, desesperación y deleite, o amor y muerte. Podría decir más, pero esta es una película que respeta el sonido del silencio. Es una obra de arte que trasciende las fronteras del lenguaje, la cultura, la geografía y la edad.

Conclusión

The red turtle no podría confundirse con el trabajo del maestro de Ghibli, Hayao Miyazaki. La magia de la película es de una franja menos exuberante, con un tinte muy distinto, pero la historia es tan elegante que está a la altura del alto estándar de Ghibli. The Red Turtle es una película sobre varias nociones como se puede ser uno con el mundo natural. El cambio desconcertante de tono para esta película no perjudica en nada como para desinflar la recompensa emocional que se gana. Todo funciona bien. Es un viaje simplemente magnífico.

Totalmente recomendable. 5/5

 

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